Ha vuelto al pueblo.
Durante la pandemia nos salió la vena sentimental, vivir en el pueblo de una forma particular de vivir y de hacer las cosas. Hacer las cosas artesanalmente, de forma auténtica y con gusto de hacerlas bien antes de hacerlas productivas.
La forma de respirar el aire puro, de vivir más con los que te rodean, de sentir la calma y disfrutar de los tuyos. Más tradicional, más artesana. Quizá más auténtica. Una necesidad de aire fresco, de paisaje, libertad fuera de las ciudades, polución, estrés y solo dinero.
Y si esto no es posible, por lo menos una casa con algo de jardín, no un piso que parece una cárcel de cuatro paredes.
El pueblo de nuestros mayores está volviendo poco a poco, con gente joven y no tan joven con ganas de ganarse la vida desde estas zonas con trabajos artesanos, con negocios o con trabajos realizados a distancia. Ha venido para quedarse, el teletrabajo, podemos hacer lo mismo o mejor desde nuestras casas. La casa puede estar donde sea.
Los pueblos se tienen que poner las pilas para atraer a esta gente, tienen que invertir en energías renovables y en tener una buena infraestructura online, una buena red de internet.
Está claro que siempre tendremos nuestras casas rurales para que la gente de la ciudad venga a disfrutar de nuestros parajes y rincones, de nuestro aire puro y tranquilidad o de unas pequeñas vacaciones en la naturaleza o de nuestra gastronomía.
Pero si el pueblo de al lado no está abandonado, el turismo rural será mucho mejor, de más calidad y con más servicios.
En el pueblo hay que madrugar mucho, el frío golpea más duro y el ocio está limitado. Pero luego está lo otro, buena vida, buena comida, más seguridad, mejor vida, y porque no, podemos viajar nosotros a las ciudades y las grandes poblaciones en busca de bullicio, compras o simplemente turismo de ciudad.
Viva el pueblo y viva lo rural
Si necesitas desconectar y probarlo unos días, no dejes de visitarnos en El RINCON DE MONASTERIO.
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